Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
1 TIMOTEO 6:12
CUANDO ERA NIÑO, MI FAMILIA tenía un enorme pastor alemán llamado Scooter, que era el consentido del vecindario. Scooter parecía que podía vencer a un tigre. Pero un día un pequeño chihuahua salió corriendo disparado hacia Scooter, ladrando con todas sus fuerzas. Mientras el perrito se acercaba, Scooter iba agachando su cabeza como un cobarde. Cuando el chihuahua llegó frente a Scooter, este último se acostó, rodó por el suelo y levantó las cuatro patas en el aire.
Nosotros hacemos algo parecido: sabemos que tenemos todos los recursos de Dios a nuestra disposición, pero cuando la adversidad nos ladra, rodamos por el piso y decimos: "Renuncio. Esto es demasiado difícil".
Es hora de aprovechar el poder de Dios, levantarnos y luchar.
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